ALBERTO ALVARIÑO ATIÉNZAR
En 1960, cuando el proceso de descolonización en el mundo era un hecho irreversible, resultante de la nueva correlación de fuerzas surgidas después de la Segunda Guerra Mundial, la ONU aprobó la Resolución 1415, que reconocía el derecho de los pueblos colonizados a decidir libremente sobre su futuro.
Sin otra opción que la lucha armada, el 10 de mayo de 1973 se realizó el congreso constituyente del Frente Popular de Liberación de Saguía, El Hamra y Río Oro (POLISARIO), genuino representante político y militar del pueblo saharaui en el antiguo Sahara Español. Diez días después, la nueva organización armada tuvo su bautismo de fuego con el asalto a un cuartel español y no cesó de combatir hasta que las tropas de ese país rindieron sus armas. Con la salida del último de sus soldados fue proclamada la actual República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
El territorio de esta nueva nación, entregado entonces por España a Marruecos y Mauritania, continuó siendo escenario de combates incesantes contra las fuerzas invasoras de ambos países hasta que, en 1979, Mauritania aceptó la paz y reconoció a la RASD. Pero Marruecos se había apoderado también de ese territorio, y la lucha armada se extendió hasta el inicio de los años noventa del pasado siglo.
Han transcurrido más de dieciséis años desde que se produjo el alto al fuego en 1991, entre las fuerzas marroquíes —que ocupan las dos terceras partes del territorio de la RASD— y el Frente POLISARIO, tras la resolución 690 del Consejo de Seguridad de la ONU, que propugnó un acuerdo entre las dos partes en conflicto para la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental y el establecimiento de una misión de su órgano internacional para asegurar esos fines.
Hasta hoy han sido infructuosos todos los esfuerzos negociadores. El Frente POLISARIO, auténtico y único representante de su sufrido y combativo pueblo, exige la autodeterminación e independencia de la RASD, proclamada el 27 de febrero de 1976, mientras los dirigentes marroquíes, al tiempo que han pospuesto indefinidamente el referéndum, procuran alcanzar la autonomía de esa región y llevan a cabo la colonización de la zona ocupada, que abarca el territorio saharaui más rico en recursos, entre ellos el fosfato, la pesca y el petróleo.
En un nuevo paso para alcanzar una negociación, el 30 de abril del 2007, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 1754, sobre cuyas bases se realizaron en junio y agosto pasados nuevas rondas, sin avances perceptibles. Un tercer encuentro está anunciado a iniciarse en las próximas horas, entre el 7 y el 9 de enero, en Nueva York, Estados Unidos.
A propósito del justo y permanente reclamo del pueblo saharaui, recientemente concluyó el XII Congreso Nacional del Frente POLISARIO, celebrado en la localidad de Tifariti, territorio liberado que fuera escenario de cruentos combates contra el ocupante marroquí.
En este Congreso, que contó con 1 750 delegados, se levantaron las voces solidarias de unos 250 invitados, representantes de partidos políticos, movimientos y organizaciones progresistas, principalmente de África, América Latina y Europa. Allí se escuchó la voz de la delegación cubana, que ratificó el apoyo y la solidaridad invariables al hermano pueblo saharaui, a su justa lucha por el derecho a la autodeterminación e independencia.
El cónclave hizo un balance desde el anterior congreso, evaluó la situación internacional y nacional, los asuntos sociales internos y las tareas más inmediatas; eligió a su nuevo Secretariado Nacional, integrado por 41 miembros, y ratificó como secretario general del Frente POLISARIO a Mohamed Abdelaziz, quien desde el año 1976 —tras la muerte en combate del líder nacional y mártir de la libertad y la dignidad, Uali Mustafá Sayed— dirige los destinos del Frente y de la nación saharaui.
Los participantes y las delegaciones invitadas al evento hicieron un llamamiento urgente a la comunidad internacional, y en particular a la Organización de Naciones Unidas, para llevar a cabo el proceso de paz en el Sahara Occidental. En el documento se considera que la ONU, como garante del derecho del pueblo saharaui, debe actuar con firmeza para dar una salida a la situación de impasse, exigiendo a Marruecos el respeto y la aplicación de sus resoluciones sobre el Sahara Occidental.
También se subraya que las negociaciones directas entre el Reino de Marruecos y el Frente POLISARIO debían culminar en una solución justa que permita la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental, significando la competencia de la ONU en este conflicto. En consecuencia, se exhorta a la comunidad internacional para que Marruecos respete los derechos inalienables del pueblo saharaui.
Las delegaciones extranjeras asistentes al evento destacaron que solo una solución justa y pacífica, basada en el derecho a la autodeterminación del pueblo de la RASD, a través de un referéndum libre y democrático, constituiría un aporte importante a la paz, estabilidad y cooperación en el Magreb y el mundo.
Por otra parte, el Congreso adoptó una declaración final donde afirma, en una de sus partes, que el Frente POLISARIO tomará parte en la tercera ronda de negociaciones directas; pero advirtió que en caso de fracaso de estas conversaciones, las hostilidades corren el riesgo de reiniciarse y expresan el deseo de que Marruecos no deje pasar esta ocasión para una paz justa y definitiva.
Más allá de este importante e histórico congreso y de la lucha sostenida, la aspiración del pueblo saharaui es una causa del mundo progresista: se trata de la única colonia de África y de un conflicto que se extiende por más de 30 años, y a cuya solución han llamado, de forma reiterada, las Naciones Unidas.
La XIV Cumbre del Movimiento de países No Alineados , con la presencia de 116 estados miembros, apoyó enérgicamente los esfuerzos del Secretario General de la ONU para llegar a una solución política, mutuamente aceptable, que prevea la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental e instaron a las partes y a los estados de la región a cooperar plenamente con las Naciones Unidas.
El pueblo saharaui y su legítimo y único representante, el Frente POLISARIO, están resueltos a alcanzar su autodeterminación e independencia, como se reafirmó en el congreso, y su lucha concita el apoyo internacional ante la afrenta del coloniaje en este naciente siglo.
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