13 octubre, 2007

Se clausura Encuentro Mundial Indígena


Igor Ojeda

de Tiwanaco y La Paz (Bolivia)

Participantes del encuentro convocado por Evo Morales celebran Declaración de la ONU y exigen acciones de los Estados.

Para celebrar la aprobación, por la ONU, de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas, y, sobre todo, para elaborar propuestas concretas de preservación de la naturaleza y del medio ambiente, representantes indígenas de todo el planeta estuvieron reunidos en el Encuentro Mundial de los Pueblos Indígenas, entre los días 10 y 12 de octubre, en las ciudades de La Paz, Tiwanaku y Chimoré, en Bolivia. La Cumbre fue convocada, el día 15 de septiembre, por el presidente boliviano, Evo Morales, dos días después de la aprobación del documento de las Naciones Unidas.

El día 12, durante el acto de cierre del Encuentro, en la ciudad de Chimoré, en el departamento de Cochabamba, sus participantes leyeron el documento final (vea el texto completo
http://alainet.org/active/20160), elaborado en el curso de los debates.  El texto, que incluye 14 mandatos que los Estados de todo el mundo deben cumplir, llama la atención al hecho de que la concentración de capital en pocas manos y la explotación irracional de los recursos naturales han "herido de muerte a la Madre Tierra".

Cumplimiento

Sobre la declaración de la ONU, los indígenas reunidos en Bolivia exhortan a los países miembros de la entidad e incentivan a los pueblos originarios a que "den cumplimiento y práctica a este importante instrumento de significación histórica", y censuren a los gobiernos que votaron en contra.

El documento del encuentro también manifiesta el compromiso de respaldar el "el histórico esfuerzo liderado por el hermano Evo Morales, Presidente de los Pueblos Indígenas de Abya Yala, en la construcción de un nuevo Estado plurinacional".

Entre los 14 puntos del texto final, los indígenas convocan a los Estados del mundo a construir un mundo basado en la cultura de la vida de los pueblos originarios; a salvar la naturaleza de los desastres provocados por el capitalismo; a sustituir ese modelo por otro que respete la vida; a declarar el agua como un derecho humano; a cambiar la sede de la ONU, hoy en EE.UU.; entre otros.

Pobreza extrema

La Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas fue aprobada el día 13 se septiembre, durante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).  Las negociaciones para el contenido del documento llevaron cerca de 25 años.  Se estima que, si es aplicada en forma concreta, la declaración protegerá más de 370 millones de personas en cerca de 70 países.  Hubo 143 votos a favor y 11 abstenciones. Cuatro países votaron en contra: Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda.

El texto establece parámetros, entre otros, en relación a los derechos de los pueblos indígenas a la posesión de la tierra, al acceso a los recursos naturales, al respeto y preservación de sus tradiciones y a la defensa de la autodeterminación.

"Estamos esperando una sensibilidad de la comunidad internacional sobre la extrema pobreza en que viven los pueblos indígenas. Muchas de nuestras comunidades viven con hambre, con desnutrición crónica, y, sobre todo, no tienen acceso a una educación que permita que nosotros podamos ingresar en las tomas de decisiones en los niveles político, económico y social", dijo, a Brasil de Fato, la guatemalteca Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz en 1992, quien estuvo presente en el Encuentro en Bolivia.

Según ella, la comunidad internacional tiene una deuda con los pueblos indígenas de todo el mundo, pues permitió que la discusión sobre la declaración de la ONU durase 25 años. "Y, durante ese periodo, acontecieron genocidios, asesinatos, mentiras", recuerda Rigoberta, quien exhortó que se acabe con el monoculturalismo en el mundo.

Votos en contra

Para Francisco Machaca Apaza, del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), de Bolivia, el texto de las Naciones Unidas es de los pueblos originarios del mundo, que piden que ella sea observada por todos las naciones.

En relación a los cuatro países que votaron en contra, Rigoberta dice que "felizmente" ellos así lo hicieron, pues sería incomprensible el hecho de ellos tengan trabado la aprobación durante 25 años y ahora voten a favor. "Votan en contra porque no aceptan el derecho que tienen los pueblos indígenas de ser pueblos.  El derecho que tienen de ejercer el control sobre y disfrutar los recursos naturales, minerales.  No aceptan que la tierra para nosotros no es sólo una fuente económica, sino también de energías, de espiritualidad.  No aceptan que nuestros hijos deben decidir por sí mismos.  Quieren gobernarnos para siempre, y eso no puede acontecer.  Para mí, es mejor que no hayan votado a favor", protesta.

A sus críticas se añadieron las de Francisco: "Son gobiernos que mostraron que no respetan la naturaleza, los seres humanos de esta madre-tierra. Por lo tanto, pedimos a ellos una reflexión, que perciban los seres vivos del planeta. Que no maltratemos más a la madre-tierra".

Ceremonia en las ruinas sagradas de Tiwanaco

El día 11, a 72 km de La Paz, en las ruinas sagradas de Tiwanaku, capital de una cultura pre-incaica (se estima que tuvo inicio alrededor de 2400 A.C.) y centro espiritual de los aymaras, fue realizada una ceremonia para la celebración de la Declaración de la ONU. El colorido de las ropas de los cerca de dos mil indígenas presentes dio el tono, así como el fuerte apoyo a Evo Morales, explicitado en banderas y consignas.

Durante el acto, el Consejo Municipal de Tiwanaku homenajeó a Rigoberta Menchú. En su discurso, ella recordó que una declaración universal de derechos de los pueblos indígenas fue exigida hace 25 años. "En aquella época, éramos pequeños. Desde entonces, muchos murieron, fueron asesinados, fueron humillados. Por ello, sentimos que esa es nuestra declaración", dijo.

Minuto de silencio

Rigoberta reconoció la participación de países amigos en esa conquista – "siempre estuvieron con nosotros" –, como Suecia, Noruega, Holanda y Cuba. Sobre todo, destacó el papel del país anfitrión del encuentro. "Estamos aquí para rendir homenaje a Bolivia, a sus comunidades y organizaciones indígenas. Sobre todo, a Evo, por ser el único gobernante que decide de manera concreta el destino de los pueblos originarios".

Luego, un representante de los pueblos indígenas bolivianos pidió un minuto de silencio en memoria de los que fueron "muertos, humillados, descuartizados" durante más de 500 años de lucha por el territorio, y exigió que la declaración de la ONU sea incluida en la nueva Constitución del país.

Muy aplaudida, una representante de los Comanche, de EE UU, uno de los cuatro países contrarios al texto de la ONU, afirmó que los pueblos originarios de su país "harán de todo para cambiar el presidente, cambiar el Congreso y caminar juntos con voces alrededor de la Declaración de los pueblos indígenas". "Regresamos a EEUU con el corazón más fuerte, con el compromiso de avanzar en nuestra lucha", concluyó. Su discurso fue sucedido por una presentación de música y danza indígena de la Nueva Zelanda, otro país que votó contra la declaración de las Naciones Unidas.

Ofrenda

Luego habló Evo Morales. "En la época de la Colonia, dominaban los reyes, el clero. En los últimos años, dominó la oligarquía. Con la nueva Constitución, queremos construir el poder del pueblo", dijo. En alusión a la conmemoración, el día 10, de los 25 años de democracia continua en la Bolivia, Evo afirmó: "No nos dieron de regalo la democracia. Sobre todo a los pueblos indígenas y campesinos, costó lucha, sangre. Pero la democracia que tenemos es neoliberal, es sólo para la minoría".  Para concluir, el presidente boliviano dijo que el sistema capitalista, que concentra las riquezas en las manos de pocos, no es la solución: "los pueblos indígenas y campesinos deben impulsar otro tipo de modelo económico, uno que defienda la vida".

La ceremonia en las ruinas de Tiwanaku fue clausurada con una ofrenda a la Pachamama, a la "Madre-tierra", nombre dado a la tierra por los pueblos indígenas que habitan los Andes.

- Igor Ojeda: Brasil de Fato

(Traducción: ALAI)

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