11 mayo, 2007

ENTREVISTA A BRIAN WEISS

ENTREVISTA A BRIAN WEISS ( Por Ivo Santandreu)















"El conocimiento de las vidas anteriores sigue siendo fundamental para mí, pero comprender, experimentar y expresar el amor, la alegría y la paz interior en mi vida cotidiana se ha convertido en algo más importante."


Brian Weiss es jefe del departamento de salud mental del Hospital Mount Sinai, en Miami, y catedrático de psiquiatría de la Universidad de Florida.

Este prestigioso psiquiatra estadounidense es autor de varios libros de autoayuda que se han convertido en best-seller en todo el mundo. Conocido como «el maestro de las regresiones a vidas pasadas», se dio a conocer con la publicación de su primer libro Muchas vidas, muchos maestros, al que siguieron otros trabajos como Los mensajes de los sabios, Lazos de amor, A través del tiempo, Eliminar el estrés, Meditación, Espejos del tiempo y Sólo el amor es real, todos ellos éxitos internacionales y publicados en España por Ediciones B.

Su último libro, Muchos cuerpos, una misma alma, expone mediante varios casos clínicos los beneficios terapéuticos de la progresión, una técnica capaz de sanar heridas físicas y emocionales y de ponernos en contacto con las vidas que viviremos en un futuro.

Al inducir progresiones al futuro en sus pacientes, el doctor Weiss ha descubierto que nuestro porvenir no está predeterminado y que depende de las decisiones que tomemos ahora.

Esta obra, como el resto de los trabajos del doctor Weiss, son guías psicoespirituales basadas en experiencias probadas científica y psicológicamente que aportan sólidos argumentos a favor de la creencia en la reencarnación.

Weiss nos recibe cordialmente en su habitación de un céntrico hotel madrileño y nos agradece la entrevista que le publicamos, tres años atrás, en esta misma revista. Le encontramos calmado y entusiasta a la vez, exactamente igual que entonces. Pero esta vez más alegre y vehemente: es su segunda visita a España y sabe que ha despertado una gran expectación desde entonces en nuestro país. Miles de personas se han interesado por asistir a sus conferencias.
Brian Weiss es una persona serena y amable, que nos recibe sin apuro y con gran afabilidad. Genera una sensación de gran coherencia entre lo que dice y lo que hace. A pesar de las múltiples actividades de su agenda en su segunda visita a Chile, se da un tiempo para recibir a mundo nuevo. Sus ojos azules siguen con atención las preguntas. Claramente es una persona polarizada mentalmente y con serenidad interna.

Brian Weiss estudió medicina y se especializó en psiquiatría en la Universidad de Yale. Por más de una década, fue director de psiquiatría del Hospital Mount Sinaí en Miami.

Todo su trabajo se orientaba hacia la psicofarmacología y bioquímica cerebral, hasta que conoció a Catherine, una paciente con graves problemas, que no respondía a las terapias habituales. Mediante hipnosis -técnica ampliamente aceptada en psiquiatría tradicional- Catherine no recordó su infancia sino una vida anterior, en donde estaba el origen de sus dolencias. A pesar de su escepticismo, Brian Weiss siguió con el tratamiento, que resultó ser tremendamente eficaz y la paciente experimentó una mejoría asombrosa. Desde entonces, ha escrito cuatro libros que han sido traducidos a 30 idiomas, y ha tratado a más de 3.000 pacientes, transformándose en el mayor exponente de la existencia de vidas pasadas en el mundo occidental.

Ud. comenzó practicando regresiones a vidas pasadas hace más de 20 años. ¿Detecta un cambio en la percepción del público y de sus colegas médicos frente a este tema?

Ha habido cambios sustanciales en los últimos 20 años. Existe mucha mayor aceptación de la terapia ahora que al inicio. Cuando comencé en 1980, esto era muy raro y hubo mucha oposición de colegas y también en círculos médicos. Hoy, la gente tiene sus propias experiencias de vidas pasadas; hay muchísimos más profesionales de la salud entrenados en esta terapia y, además, se ha acumulado mucha información científica. Hay también mayor conciencia por parte de la gente, de los pacientes, ya que se han realizado películas, programas de televisión, y hay mucha mayor difusión sobre la regresión a vidas pasadas.

¿Cuál es la percepción de sus colegas y de la comunidad científica en general sobre lo que ud. hace?

Al principio, hubo mucha oposición y todavía la hay, especialmente en grupos antiguos y conservadores, tales como la American Psychiatric Association. Pero los doctores, en forma individual, están mucho más abiertos que sus organizaciones.

Ud. es médico de profesión, formado sobre la base del pensamiento científico. ¿Ha cambiado su perspectiva y experiencia de vida luego de practicar regresión a vidas pasadas?

Primero que nada, debo señalar que yo veo mi trabajo como clínico y científico. Trabajar en terapia regresiva es como trabajar en psicoanálisis u otra terapia clínica. En este trabajo, hay validación, análisis, documentación y, ciertamente, se documenta y publica cómo se mejora la gente.

Personalmente, mis valores han cambiado, y por una razón muy simple. Ahora sé más acerca de la muerte, lo que ocurre después de la muerte, sobre la vida, lo que realmente uno se lleva consigo después de la muerte, tales como nuestras cualidades, conocimientos y aprendizajes, y también lo que uno no se lleva consigo, como es el caso de las posesiones materiales. Ahora veo y observo las relaciones de amor y de compasión como algo mucho más importante que antes y veo las cosas materiales como menos importantes, porque sé que son sólo temporales.

También cambió mi estilo de trabajo. He conocido gente extraordinaria alrededor del mundo, y de muchos países, tales como el Dalai Lama, y mucha otra gente que no conocía antes de comenzar con el trabajo de terapia regresiva. Para mí, ha sido una gran bendición y una maravillosa oportunidad.
Entiendo que fue una decisión difícil para Ud. al comienzo

Fue un paso difícil, ya que era director del departamento de psiquiatría en un prestigioso hospital. Era, además, profesor de psiquiatría en la facultad de medicina en la Universidad de Miami. Tenía dinero y prestigio, publicaba artículos científicos en las mejores revistas científicas del mundo, y tenía mi puesto garantizado por los siguientes diez años. Por lo mismo, fue muy riesgoso, arriesgaba mi profesión y mi vida futura. Incluso hubo un movimiento para revocar mi título profesional, pero no pudieron, porque pude documentar mi trabajo con información clínica y estadística, lo que validaba este trabajo como otra terapia clínica más, y me creyeron. No es una exageración, fue realmente arriesgado al comienzo.

¿Piensa ud. que ahora su vida es más plena y rica debido a ese gran paso que dio en ese momento?

Absolutamente. A veces hay que tomar esos riesgos, cuando se hacen por una gran razón. Yo sabía que estaba en la dirección correcta, porque mi trabajo consiste en ayudar a la gente, y podía ver la mejoría en mis pacientes. La gente sufre por la pérdida de seres queridos, de fobias y miedos, y yo sabía que ésta era una forma de ayudar en una mayor escala a mucha gente. Era lo correcto por hacer en ese momento. Sabía que la terapia ayudaba, veía sus resultados todos los días.


Desde Catherine -mi primera paciente-, he tratado a más de 3.000 pacientes individualmente en mi consulta en los últimos 21 años, y muchos más en grupo, miles y miles de personas. Por lo tanto, que sé en mi corazón que esto es real y que ayuda a las personas.

¿Porque la regresión tiene un efecto terapéutico?

Hay muchas razones. No se conocen todos los mecanismos de acción, pero sabemos que funciona igual que la terapia psicoanalítica o la psicoterapia. Cuando la gente recuerda las causas, la raíz del síntoma, recuerda los traumas que éstos causaron. Al recordarlos y entender su significado, los síntomas tienden a desaparecer y el paciente a recuperarse. Es el mismo mecanismo que en la psicoterapia tradicional. La persona que puede recordar un trauma cuando pequeño, en psicoterapia, mejora sus síntomas en el presente. Básicamente, lo que señalo es que, en lugar de detenernos en la infancia, podemos ir a la etapa intrauterina o a vidas pasadas y encontrar las verdaderas raíces del problema, que a veces se encuentran en períodos muy anteriores. Además, el miedo a morir y a nacer desaparece cuando la gente tiene regresiones, dado que ellos comprueban que han muerto antes y ven la razón de por qué han vuelto a nacer una y otra vez.

Sabemos que la terapia funciona. No sabemos exactamente cómo, pero definitivamente funciona, que es lo más importante. Los pacientes se mejoran y eso es lo realmente importante.

Mucha gente se pregunta si el recuerdo de vidas pasadas a través de regresión es real o producto de nuestras fantasías o quizás del subconsciente, ¿cómo se puede saber si la recordación es real o no?

A veces, es difícil de distinguir, porque la recordación puede darse como en los sueños. La memoria puede ser una mezcla de realidad, fantasía, símbolos o bien todos ellos a la vez. Otras veces, es fácil distinguir un recuerdo real de una fantasía. Por ejemplo, cuando alguien comienza a hablar en un idioma extranjero que nunca aprendió, o una lengua muy antigua, ése es un signo de recordación, porque la imaginación no es capaz de hacer eso. Y tenemos muchos casos comprobados de este fenómeno por departamentos universitarios de lingüística o de idiomas. O bien, la persona puede saber hechos históricos o detalles, a veces información tan detallada, que no hay cómo saberlos de antemano con una enciclopedia o con internet, por ejemplo; nombre, fechas, profesiones, y ése es también un signo de que el recuerdo es real.

Mis pacientes frecuentemente chequean la información. Van a ciudades o incluso a otros países con la información obtenida en las sesiones de regresión: nombre y fechas, y se encuentran a sí mismos en los registros. Eso es comprobación.

Hay incluso otro nivel de comprobación, llamado nivel terapéutico. Existe información que podría no validarse debido a que es muy antigua, de Egipto antiguo por ejemplo, pero aun así su recuerdo alivia los síntomas y la gente mejora sus dolencias. Y eso es muy importante, diría fundamental, porque el objetivo de la terapia regresiva es que los pacientes se mejoren. Entonces, existen dos niveles de validación o comprobación: el histórico y el terapéutico. A veces se dan los dos, otras veces sólo el terapéutico.

La gente se mejora y de eso no hay duda. Con frecuencia, se comprueban los recuerdos, pero eso es accesorio, lo importante es la mejoría de las personas.
No todos podemos tener una sesión regresiva con ud., ¿qué tipo de terapeuta o hipnoterapeuta aconseja ver? ¿Qué cualidades o calificaciones debería tener?

En Estados Unidos, por ejemplo, o en otras partes del mundo, cuando derivo a mis pacientes para sesiones de regresión, los envío a gente que posea acreditación profesional, ya sean éstos psicólogos, psiquiatras u otro profesional de la salud que esté acreditado en el estado o país en que se encuentre, ya que ésta es la parte más difícil. El entrenamiento para ser un buen profesional, un buen terapeuta, puede tomar años. Sin embargo, el entrenamiento para hacer terapia regresiva se puede hacer en una semana, siempre y cuando tenga una formación como psicólogo, psiquiatra u otra profesión similar, porque la formación profesional permite saber qué hacer cuando la información emerja en una sesión terapéutica. Cualquier hipnotizador puede llevar a alguien a vidas pasadas, pero luego no sabrá qué hacer cuando llegue a ese punto.

¿Cuál es el aporte que la terapia regresiva -descontando la clínica- hace al mundo?

Hace que los valores cambien, porque la gente descubre que son almas en tránsito y toda persona que ha sido sometida a una regresión se da cuenta rápidamente de que ella sobrevive a la muerte del cuerpo físico. Entonces, la gente pone mayor énfasis en el amor y en relaciones humanas correctas, y menos en el poder, la avaricia, la competencia o el prejuicio, porque no son vías correctas de relacionarse. Se ven las cosas desde una perspectiva más amplia o global.


Hace tres años, usted estuvo en España y se reunió con centenares de personas para realizar regresiones colectivas. Ahora ha vuelto a nuestro país y tiene programadas sesiones en Madrid y Barcelona. ¿Puede explicarnos qué es una regresión y par qué sirve?

Sí, estuve en España hace tres años dando conferencias y esta vez los encuentros van a ser más multitudinarios, porque mucha gente desde entonces me ha llamado pidiéndome que volviera. En esta ocasión voy a dar talleres de regresiones y también de progresiones, que es a lo que me dedico ahora.

Las regresiones que hago consisten en inducir a la gente a un estado hipnótico, relajarles completamente, y después regresarles en el tiempo para que puedan experimentar momentos pasados, a la infancia, al momento en que están en el útero materno, e incluso a vidas pasadas.
El objetivo de este ejercicio es demostrar a las personas que han tenido una vida anterior, que son inmortales y que son mucho más que un cuerpo, que son muchos cuerpos, muchas vidas. De esta forma se pueden llegar a comprender conflictos como la vida, la muerte y entender valores que nos dan una mayor perspectiva.
¿Qué beneficios obtienen las personas que acuden a sus talleres?

Las regresiones nos pueden permitir encontrar una solución a síntomas y patologías físicas o mentales, como pueden ser la ansiedad, o la depresión.

¿Qué porcentaje de asistentes tienen realmente regresiones a vidas pasadas?

Depende. El mayor éxito lo tuvimos en Buenos Aires, donde logramos despertar memorias pasadas al 75 ó el 80% de la sala. La media está en torno al 60 ó 70%, pero siempre puede oscilar entre el 50 y el 80%. Depende de la naturaleza del grupo y lo abiertos que se muestren.

Entonces ¿también influye la idiosincrasia de los pueblos? ¿Son los españoles propicios para experimentar regresiones?

Si, los españoles sois abiertos y yo espero que tres cuartos o dos tercios de los asistentes logren regresiones. En mi país, en Nueva York, por ejemplo, es mucho más difícil, porque la gente no se deja llevar.

¿Por qué no todas las personas pueden llegar a experimentar regresiones?

Algunas personas sencillamente porque no quieren o porque tienen miedo. Otras porque no son capaces de concentrarse.
La ciencia moderna no reconoce la existencia de las almas o los espíritus, y por ende tampoco reconoce el fenómeno de la reencarnación o la existencia de vidas pasadas. ¿Hasta qué punto sus teorías no son científicamente admisibles?

La ciencia son procesos de observación sin sesgos, es decir, una serie de ideas preconcebidas. En base a lo que se observa se realizan pruebas una y otra vez hasta que se llega a una hipótesis y más adelante a una tesis. No existe una entidad como tal que se llame ciencia, hay muchos científicos con ideas diferentes. La psiquiatría, por ejemplo, es muy distinta de la química o la astronomía.

Muchos científicos creen en el concepto del alma pero se niegan a hablar de ello en público por temor a lo que puedan pensar sus colegas. Depende también de lo que entendamos por «pruebas». No se pueden hacer pruebas para demostrar la existencia de las almas como las que se hacen, por ejemplo, sobre el ADN.

Cuando un paciente mío se cura recordando vidas pasadas, esto da validez a mis teorías, y en realidad al paciente poco le importa si son científicas o no. La cuestión es que funcionan.

Muchas personas, cuando hacen las regresiones hablan idiomas extranjeros que no habían oído jamás o procuran detalles muy precisos sobre otras épocas y lugares, y esto da validez a esta idea.

Contradiciendo las ideas freudianas, usted afirma que a menudo los sueños son fragmentos de vidas pasadas. ¿Por qué y para qué soñamos?

Algunos sueños son fragmentos de vidas pasadas, otros sueños tienen significados simbólicos o metafóricos en un sentido más freudiano. Los sueños pueden tener distintas funciones, por ejemplo una función restauradora o sanadora. Cada vez que una persona sueña con vidas pasadas, existía una necesidad de que ese sueño surgiera o saliera a la luz ese recuerdo para poder curarse en el presente.

Dice usted que cada uno de nosotros nos reencarnamos repetidas veces, en diferentes épocas o lugares, y que toda esa sucesión de vidas pasadas se produce para aprender a ser mejores personas, evolucionar y crecer espiritualmente, de manera que ahora mismo, en nuestra vida cotidiana, convivimos con personas que se han reencarnado cinco veces, o diez veces, o ninguna vez… ¿Usted por ejemplo, cuántas veces se ha reencarnado?
No lo sé, yo recuerdo diez o doce vidas anteriores, pero no sé muy bien cuántas he tenido. Creo que todos recordamos aquellas vidas que pueden sernos útiles para nuestro presente, pero no hay necesidad de recordarlas todas.

¿Cuántas veces más tendrá que reencarnarse, cuántas vidas le quedan?

Cuando mis pacientes me dicen que es la última vida que están viviendo yo nunca me lo creo. Además pienso que se puede volver a la Tierra voluntariamente, para ayudar a los demás.

¿Cuántas veces nos reencarnamos en general, todo el mundo se reencarna el mismo número de veces?

Los budistas hablan de miles de reencarnaciones, pero yo creo que son varios cientos, aunque tal vez tengan razón porque ellos cuentan también vidas como insectos o animales en el proceso de evolución hasta ser humanos que yo no considero.

Recuerdo por ejemplo el caso de Catherine, que menciono en mi libro Muchas vidas, muchos maestros, ella habla de 89 vidas pero todavía no había acabado y es posible que haya más, tal vez tengamos 200 o 300 vidas. Pero todo depende de las necesidades del alma y de la velocidad con la que aprendamos. Puede que haya personas que lo aprendan todo en una vida.

Y antes de su última reencarnación, ¿dónde estaba su alma? Después de su última reencarnación, ¿qué ocurrirá con usted?

Hay distintos niveles de conciencia y este no es el mundo real, sino el mundo físico. Nos trasladamos a distintos niveles de vibraciones.
Dice usted que en otras vidas ha profesado distintas religiones, ha sido católico, budista, musulmán, hinduista, y ahora es judío. ¿Cuál es su idea de Dios?

Yo creo en Dios, lo he podido apreciar constantemente después de estudiar distintas religiones, pero yo no concibo a Dios como un viejo sentado encima de una nube y que se dedica a juzgar a los demás desde lo alto, sino como un ser que ama al que no podemos describir con palabras, mi idea de Dios está estrechamente relacionada con la energía del amor.

En su nuevo libro que acaba de publicarse en España, Muchos cuerpos, una misma alma, ¿qué hay de nuevo?

Está más centrado en los viajes al futuro, en las progresiones, aunque también se describen muchos casos de regresiones. Trata de demostrar que si comprendemos bien el futuro, eso nos puede ayudar a adoptar una perspectiva más amplia con respecto al presente.

Entonces, ¿podemos llegar a experimentar vidas futuras igual que experimentamos vidas pasadas?
Sí, los físicos ya hablan de tiempos paralelos, de mundos paralelos, de futuros probables. Y esto es algo que ya sabemos a través de los sueños precognitivos, muchas personas sueñan sobre el futuro y luego esos sueños se hacen realidad.

Muchos autores hablan de que estamos entrando en una nueva era, la era de Acuario, que estamos en un momento de transición, mudando los valores, adquiriendo una nueva conciencia planetaria…

Bueno, en mi último libro comento que sometí a 7.000 pacientes a un estado de hipnosis profunda y luego les pedí que rellenaran un formulario para comentar que habían visto en las progresiones. El resultado apunta a que existe una era futura que se caracteriza por una gran belleza, un lugar idílico, muy verde, en el que no habría enfermedades, no habría violencia… Casi todos mis pacientes, el 80% aproximadamente, decían que habría que esperar todavía un milenio para llegar a esa era, sería en torno al año 3.000.

Desde luego que parece que habrá que esperar, ya que ahora estamos gobernados por personajes como George W. Bush, Ariel Sharon, etc., que no parecen estar muy evolucionados espiritualmente…

Yo no quiero hacer valoraciones políticas pero, en efecto, los líderes políticos necesitan un grado de sabiduría, de compasión, de empatía, que ciertamente aún no esta presente.

Alguna vez me han preguntado si a estos líderes les ayudaría hacer regresiones, yo creo que sí, puesto que les permitiría adquirir una perspectiva más amplia del mundo y verían que existe una mayor conexión, que todo está conectado. Y esto es muy importante porque sus actos afectan a muchas otras personas, al planeta, etc.
En mi opinión estamos progresando, pero vamos a necesitar mucho más de 6 meses o 6 años para llegar a la nueva era.




Colaboración de Raquel Musso

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