19 diciembre, 2006

Premios Nacionales de la Música Cubana 2006

Digna, Teté, Omara, Tata y Valera: cinco grandes
a lo alto del podio

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

La proclamación de la directora coral Digna Guerra, la musicóloga María Teresa Linares, la cantante Omara Portuondo, el percusionista Tata Güines y el compositor Roberto Valera como merecedores de los Premios Nacionales de la Música 2006, honra a cinco fecundas trayectorias artísticas de excelencia, que han contribuido a enaltecer la cultura cubana.

Digna Guerra.

Un jurado, encabezado por el maestro Harold Gramatges, tuvo a su cargo la evaluación de las propuestas nominadas por diversas instituciones culturales y decidió seleccionar a tan destacadas personalidades por el peso de su obra y la huella que han dejado, a lo largo de sus vidas, en el patrimonio sonoro insular y su proyección internacional.

Al frente del Coro Nacional de Cuba desde 1975, Digna Guerra ha logrado colocarse a la vanguardia del movimiento de este tipo de agrupaciones en nuestro país y cosechado importantes premios y reconocimientos en certámenes internacionales en Alemania, Bélgica y España, entre otros países.

Roberto Valera.

Entre sus cualidades como directora figuran el dominio de los más diversos estilos vocales, la fidelidad e intencionalidad en el montaje de las partituras y el despliegue de sus cualidades pedagógicas en la formación de voces.

María Teresa Linares.

En Teté Linares se distingue un rico caudal de investigaciones y transmisión de conocimientos relacionados con nuestra tradición musical. Fundadora del Instituto de Etnología y Folklore, directora durante largos años del Museo Nacional de la Música y actualmente vicepresidenta de la Fundación Fernando Ortiz, son extraordinarios sus aportes al estudio de la raíz hispánica, las expresiones del entorno rural y la discografía. Entre su producción ensayística destacan Introducción a Cuba, La música y el pueblo, La música entre Cuba y España, y El punto cubano.

Omara Portuondo.

La voz de Omara Portuondo identifica a la canción cubana en toda su riqueza e intensidad. Mucho antes de que en este momento de boom internacional se le reconozca como la Diva del Buenavista Social Club, ya era suficientemente valorada como una de las más sensibles e integrales intérpretes vocales de la época, desde que luego de pertenecer a los cuartetos de Orlando de la Rosa y Las D' Aida, iniciara su carrera como solista.

Tata güines.

En el trono de la percusión cubana, con los parches de la tumbadora por delante, Federico Arístides Soto, Tata Güines, es una indiscutible autoridad. Con una discografía impresionante y actuaciones celebradas por el público y la crítica en más de medio mundo, Tata ha definido un estilo personalísimo que se despliega con maestría.

Y si de vanguardia se trata, la obra de Roberto Valera en los más diversos ámbitos adquiere jerarquía por su rigor estructural, su luminosa ingeniosidad y su impronta poética. De ello dan fe piezas como Conjuro (1968, para soprano y orquesta sinfónica), Devenir (1969, para orquesta sinfónica), Iré a Santiago (1969, para coro mixto y con texto de García Lorca), Tres impertinencias (1971, para conjunto de cámara), Período espacial (1993, música electroacústica) y Doce estudios caribeños (2002, para piano).


No hay comentarios.: