23 diciembre, 2006

Raúl Castro contagia al Parlamento cubano con su sello personal


La Habana.- El presidente provisional de Cuba, Raúl Castro, ya contagia con su estilo personal las sesiones del Parlamento, que cerró su trabajo del año con un tono crítico y el reconocimiento de los problemas económicos del país.

Raúl Castro encabezó ayer la sesión del Parlamento cubano por primera vez en el cargo interino que ejerce desde que el pasado 31 de julio, el líder cubano, Fidel Castro, anunció la delegación de sus cargos tras someterse a una operación quirúrgica por una enfermedad que se mantiene como secreto de estado.

Con la incertidumbre por el posible envío de un mensaje a los parlamentarios, el jefe de la revolución finalmente no mandó ninguna comunicación y fue el gran ausente de una sesión, en la que su silla permaneció vacía.

Dos días después de dejar claro ante universitarios cubanos que Fidel Castro "es insustituible", que su lugar sólo lo puede ocupar el Partido Comunista de Cuba y que él tiene un estilo propio que se rige por la premisa de que "cuando alguien trata de imitar, fracasa", en la Asamblea se criticaron los problemas del país.

Como arrastrados por la petición del menor de los Castro a los estudiantes de "discutir hasta la saciedad", los responsables de la economía cubana pusieron encima de la mesa errores como la falta de productividad y de conciencia del ahorro, el despilfarro o el descontrol.

El propio Raúl Castro hizo su aporte personal durante la sesión con varias intervenciones para poner las cosas claras.

"Prácticamente hemos estado a punto de que colapsara ya todo el transporte, no sé cuántos metros nos faltaba de esa situación, que es consecuencia de todos estos años de deterioro, ahora recuperar eso lleva muchos recursos mucho tiempo porque hay que preparar todos los factores subjetivos", dijo Raúl.

"Hay que aplicar la disciplina rigurosa indispensable sin lo cual no camina nada", continuó el ministro de Defensa durante un pasaje de la reunión difundido en diferido por la televisión local.

El tratamiento del transporte por parte del ministro del ramo, Jorge Luis Sierra, fue crudo y en su intervención dijo cosas como que la mala selección de los chóferes de los autobuses recientemente adquiridos a China llevó aparejado un "alto nivel de accidentes", generados en un 50 por ciento por los propios conductores.

Además, reconoció situaciones como que en La Habana se dejaron de hacer 110 viajes diarios por falta de chóferes, debido a la falta de atención a los trabajadores o la admisión de que el país no está en condiciones de garantizar el mantenimiento de los vehículos que prevé incorporar a lo largo del próximo año.

Las denuncias de indisciplinas, que serán atacadas en el ámbito laboral por medio de una disposición que entrará en vigor en abril, fueron prácticamente generalizadas, así como las de la falta de productividad que aqueja a diferentes ramas de la economía.

Uno de los sectores más criticados fue el de la agricultura, a cuya dirección se pidió "eliminar los factores negativos de su gestión y a elevar su productividad".

Según informó la agencia estatal "Prensa Latina", durante una parte de la sesión a la que no tuvo acceso la prensa internacional, la ministra en funciones, María del Carmen Pérez, fue objeto del reproche de diferentes funcionarios del Gobierno después de que ésta reconociera "las dificultades existentes".

El propio Raúl Castro, en tono "enérgico", según la fuente, destacó la imposibilidad de continuar aceptando la permanencia de un problema detectado desde hace tiempo y destacó que las imprecisiones e inexactitudes no pueden ser admitidas a la hora de tratarlo.

Incluso recordó las palabras de Fidel Castro sobre "la imposibilidad del uso de la mentira por un revolucionario", algo en lo que, según dijo, "pueden convertirse las mencionadas imprecisiones e inexactitudes".

Como ocurrió el miércoles, cuando Raúl Castro, "siendo consecuente" con su concepción de que él no tiene que "estar haciendo todos los resúmenes ni hablar en todos los actos", dejó que el canciller, Felipe Pérez Roque, cerrara el acto, en esta ocasión fue el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, el último en hablar.

EFE

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