07 enero, 2007

Bajo la amenaza de una guerra civil

Valencia
H. M./ JERUSALÉN
 
La decisión de Hamás de incrementar al doble el número de agentes con que cuenta su fuerza ejecutiva en la franja de Gaza está destinada a hacer frente a los cuerpos de seguridad que dependen del presidente Mahmud Abbás en el caso de que se produzca un choque frontal, lo que podría ocurrir de un momento a otro.

El deterioro de la situación en Gaza es enorme y cada día que pasa va a peor. El hecho de que los incidentes se extendieran ayer a Cisjordania, algo que sólo ha ocurrido puntualmente en el pasado, no deja de ser un mal presagio, aunque todo indica que en este territorio es Al Fatah la que controla más la situación. Tanto Abú Mazen como el primer ministro Ismail Haniya han adoptado decisiones muy graves en las últimas horas y el alejamiento entre las dos principales facciones palestinas es mayor ahora que nunca.

Según observadores en Gaza, el decreto de Abbas puede agravar la violencia entre los dos bandos y que la población quede, una vez más como viene sucediendo en los últimos meses, bajo la amenaza de una guerra civil. Las divergencias entre el movimiento confesional Hamás y los nacionalistas de Al Fatah datan de cuando Arafat reconoció a Israel al refrendar los Acuerdos de Oslo, alcanzados en secreto en 1993 para negociar la paz entre israelíes y palestinos. Esa divergencia, entre otras, se mantiene en pie y fue una de las que impidió a Abbas formar un Gobierno de unidad con Haniya.

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