22 enero, 2007

Milagro: ciencia del Sur cura a pobres del Norte

Miguel Lozano

Caracas, 20 ene (PL) La intervención quirúrgica gratuita en Venezuela a la estadounidense Patty Nealon lanzó a un nuevo plano el programa en marcha hoy denominado Misión Milagro, para atender a personas con problemas de la vista.

Nealon, una afronorteamericana afectada de cataratas, ya regresó a su trabajo de chofer de autobús luego de la operación quirúrgica practicada en un hospital de la ciudad de Carabobo, según informó esta semana el consulado venezolano en Chicago.

Se trata, en esencia, de un caso poco común en el cual la ciencia del sur subdesarrollado se pone al servicio del norte, específicamente de personas de insuficientes recursos incluso para someterse a una operación como la suya, relativamente sencilla.

El criterio de las autoridades cubanas y venezolanas, promotoras del programa, es que ambos países cuentan con suficientes recursos humanos y técnicos para devolver la vista a cientos de miles de personas con problemas visuales en Latinoamérica y el Caribe.

El caso de Nealon también pone sobre el tapete las dudas expuestas por cubanos y venezolanos sobre la comercialización de la medicina, que impide tratar y curar a millones de personas en todo el mundo, aunque se trate de enfermedades fácilmente curables.

El tema apuntala la proyección social de la medicina en países como Cuba y Venezuela, con el propósito de garantizar a sus respectivas poblaciones redes de salud gratuitas.

En este caso específico, el programa de tratamiento y cirugía de problemas visuales denominado Misión Milagro proyecta dar atención médica en el actual año a 300 mil venezolanos y latinoamericanos aquejados de problemas oftalmológicos.

Ellos deben sumarse a 305 mil 930 personas ya beneficiadas, de las cuales 102 mil fueron intervenidas en Venezuela, según informó el presidente del país, Hugo Chávez, como parte de la expansión del plan iniciado en hospitales cubanos.

La cifra refleja el avance en este terreno si se compara con las estadísticas según las cuales el sistema de salud público venezolano atendía en un año sólo cinco mil personas con problemas de la vista.

El programa beneficia, además a mexicanos, colombianos, ecuatorianos, peruanos, chilenos, uruguayos, brasileños, nicaraguenses, salvadoreños y caribeños, entre otros, igualmente de forma gratuita.

Venezuela anunció asimismo la inversión en 2007 de 11 mil millones de bolívares (5,1 millones de dólares) en equipos de última tecnología en más de 50 hospitales incorporados a la misión, así como la puesta en funcionamiento de clínicas móviles en regiones remotas.

En el caso venezolano, el programa se incluye en una proyección de mejor distribución de las enormes riquezas del país (quinto exportador mundial de petróleo) con la utilización de los llamados "petrodólares" para beneficiar a millones de pobres.

En sus ocho años de gobierno Chávez ha recibido un importante respaldo de médicos cubanos para llevar adelante su propósito de crear una red de atención médica gratuita, debido al déficit de profesionales para una cobertura ampliada a toda la población.

En Venezuela, como en muchos países, la cantidad de galenos respondía a la demanda de un mercado concentrado en las ciudades y los sectores con recursos para pagar costosos y muchas veces no tan costosos tratamiento.

En la actualidad se forman en el país más de 17 mil médicos venezolanos, mientras otros tres mil se forman o cursan estudios de postgrado en la Escuela Latinoamericana de Medicina, en Cuba.

Los programas aplicados en Venezuela -denominados Barrio Adentro I, II, III y IV, según el grado de complejidad de la atención- atienden un estimado de 17 millones de una población de 26 millones, de forma totalmente gratuita, incluyendo las medicinas.

Sólo Barrio Adentro I, de atención primaria, registró en 2006 unas 56 millones de consultas médicas, la mitad de ellas realizadas en la casa, el terreno, el barrio y la montaña.

El enfoque parte de un criterio expresado por el ministro venezolano de Salud, Erick Rodríguez, para quien el tema trasciende los límites de la filantropía o la colaboración.

Para Rodríguez es importante "que se convierta en un derecho, al igual que lo es la educación. Por tal motivo no debe representar ningún hecho económico, sino debe ser gratuita", visión que beneficia ya a otros países, incluidos los pobres del sector rico del planeta.

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