Más que un lamento, es una clara constatación. Abel Prieto, ministro de Cultura del Gobierno de Cuba, considera que en América Latina está produciéndose un cambio crucial y que la intelectualidad europea no entiende ni percibe el alcance de este fenómeno.
¿Qué está pasando en América Latina?
Algo muy importante para el mundo y para Europa. En América Latina es donde se están forjando las culturas de resistencia más sólidas, el antiimperialismo más consecuente, el anticolonialismo más coherente... y creo que, en general, la intelectualidad europea no entiende América Latina. No obstante, soy de la opinión de que, inevitablemente, van a tener que acercarse de otro modo. Las cosas que están pasando son demasiado didácticas como para obviarlas.
¿Cómo se analiza desde Cuba que el socialismo esté ganando terreno en tantos países?
Chávez, en su discurso de celebración de la victoria, dijo que la gente que votó por él no votó por una persona, sino que votó por el socialismo. La palabra socialismo ya no está maldita, se está recuperando y Cuba, la obra de su revolución, es una referencia obligada en esa recuperación, en ese socialismo del siglo XXI. Lo que está ocurriendo también es que los Estados Unidos no pueden confiar en sus procesos electorales manipulados; ya están hablando de formar más militares latinoamericanos... el sistema electoral se les agotó.
Y ¿cómo ve las críticas que se hacen a Cuba desde la izquierda europea?
Muchas parten de un error básico: el de considerar que lo que se construye en este país pertenece a la familia de aquello que se derrumbó; es decir, que somos una expresión de aquel antiguo socialismo que cayó y que representamos por tanto a algo viejo, algo superado por la historia, dinosaurios o naúfragos de aquel titanic que se hundió. En eso que podemos llamar izquierda europea se percibe un fenómeno que tiene que ver con querer tomar distancia de aquel socialismo, de aquella izquierda que se burocratizó y que fracasó y pensar que Cuba representa el pasado.
¿Cree que hay una imagen estereotipada?
Sí; hay un estereotipo, basado en aquellas caricaturas del socialismo real, en la idea de que el partido único es una copia del partido soviético y que el «Granma» es una copia del «Pravda». Yo creo que hay un desconocimiento de cómo se gestó la institucionalidad de este país y qué características tiene. Aquí hay cosas que tienen que ver con la democracia y no se parecen para nada a lo que pasaba en el bloque socialista.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, yo, como ministro, tengo que someterme a los análisis de la Comisión de Cultura de la Asamblea Nacional; tengo que rendir cuentas a la Asamblea y, como diputado, próximamente tengo que responder ante mis electores de Consolación del Sur, que es donde me eligieron. Cada vez que hay una reunión plenaria de la UNIEC (Unión de Intelectuales y Escritores) tengo que rendir cuentas de mi gestión. Acudo al Congreso Pionero para explicar a los niños y adolescentes qué es lo que estamos haciendo para la recreación del mundo infantil, por qué no salen más dibujos animados en la televisión... Nada de eso pasaba en la antigua Unión Soviética, ni en Bulgaria ni en ninguno de aquellos países. La discusión, el debate y el intercambio de ideas es algo que está imbricado en nuestra sociedad.
¿Qué aportan al ministro de Cultura esos debates?
Yo me he reunido con los jóvenes de la Federación de Estudiantes de Enseñanzas Medias, con el grupo preparatorio del Congreso de la FEU, estuve en el Congreso Pionero y lo que se ve allí es realmente interesante. No son niños dando gritos y lanzando consignas; son personas analizando, evaluando los problemas de su escuela, evaluando incluso la contaminación del mundo de las marcas: Nike, Adidas... eso que Naomi Klein dice de que ya no se venden productos sino estilos de vida, eso mismo, con otras palabras, se lo escuché a unos pioneros...
Una de las acusaciones recurrentes es que los medios de comunicación no informan de lo que realmente pasa en Cuba.
Hay una frase de un escritor cubano, Cinto Vitier, que a mí me gusta mucho: "Nuestro desafío es fundar un parlamento en una trinchera". Tenemos frente a nosotros un enemigo desmesurado y, entre sus planes, está acabar con nosotros y para ello dice que pretende fomentar la llamada sociedad civil en Cuba. Por supuesto, obvian totalmente que nosotros tenemos una sociedad civil revolucionaria. Todas las organizaciones de masas son formas de organización de la sociedad civil, la UNEAC es una forma de organización de la sociedad civil, los pioneros... pero claro, para ellos todo eso son instrumentos castristas y lo que debe hacerse es fomentar la sociedad civil que son cuatro tipos a los que ellos les dan dinero...
Aquí se habla de lo que pasa en Cuba. En «Granma» y en «Juventud Rebelde» se ha informado con precisión de los fraudes económicos que se han ido descubriendo. Claro, cada vez que Granma publica uno de esos artículos, el Nuevo Herald lo utiliza para propagar la idea de que la revolución cubana está a punto de caer y se vale de la corrupción para demostrarlo.
De todos modos, ¿es un riesgo que hay que correr?
Sí, creo que hay que correr esos riesgos y, además, hay un consenso de que hay que asumirlos. Pero no podemos olvidar que tenemos un enemigo, con un plan y un programa preparado y pensado para dividirnos, para dañar nuestra imagen en todos sus aspectos.
"Se están formando las culturas de resistencia más sólidas, el antiimperialismo más consecuente y el anticolonialismo más coherente"
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