28 febrero, 2007

Queso de cabra, opción que emerge en Lluta


La Estrella de Arica, Miércoles 28 de febrero de 2007
Pequeño productor mezcla la producción quesera con el agroturismo
Ernesto Arcos




Las cabras son tan dóciles, que en lugar de huir, juegan con él en el corral.

JERJELES
Ibar Trigo reconoce que la ganadería caprina no tiene sólo virtudes, también tiene algunos problemas. Uno de ellos es que las cabras son una gran fuente de alimento para los jerjeles, que se concentran en las ubres de los animales, que están desprovistas de pelaje, lo que las irrita y dificulta la ordeña.

Por eso, él aboga porque se haga un control en profundidad de este simúlido, que es una plaga eterna en el valle.

Las cabritas balan y retozan por los corrales y otras rumian tranquilamente mientras las ordeñan y se prepara artesanalmente el queso.

Hay una que es igualita a Copo de Nieve y otra pasaría perfectamente por Blanquita. Uno esperaría ver aparecer en cualquier momento a Heidi y Pedro.

Pero aquí no hay abetos, sino pimientos, tampoco nieve, sino cerros áridos hasta decir basta y esto no son los Alpes suizos, sino el valle de Lluta.

En lugar del abuelo, la bienvenida la da el risueño Ibar Trigo Juares, un vallenarino que hace 38 llegó a Arica y se instaló en una parcela justo antes del cruce del río, en el puente Poconchile.

RECONVERSION
Como muchos habitantes del valle, él se dedicaba a plantar alfalfa, un cultivo probado en las difíciles condiciones de agua de Lluta, la que vendía para forraje y para los corrales de Ariztía.

Pero la empresa avícola comenzó a usar otros materiales para el piso de sus corrales y el negocio se echó a perder.

Entonces, empezó a buscar una alternativa y hace tres años se decidió a probar con cabras.

Su idea inicial fue comenzar con diez animales, pero buscando, otra parcelera del valle le ofreció en venta su plantel completo, de 60 cabras y se la jugó, pese a que no tenía ninguna experiencia en el rubro. "Aprendí todo estudiando, leyendo y haciendo consultas a médicos veterinarios, que me han dado muy buenos consejos".

Ahora tiene 200 animales y su plan es llegar a los 500 en tres años más.

Con esto espera aumentar su producción de 15 a 100 kilos de queso al día, los que comercializa en su totalidad en un pequeño local en su propio predio.

Ahí se ha hecho de una fiel clientela, que no sólo se lleva los quesos, sino también toma mote con huesillos, ambos fabricados por su esposa, Rosa Gómez.

Para ello, convirtió una ex cancha de baby fútbol, destruida por la crecida del río del año 2001, en una laguna, en la que acomodó patos y gansos y junto a la cual plantó flores, para crear un agradable entorno en el que puso mesas para que la gente pueda disfrutar sus productos.

PUERTAS ABIERTAS
Pero es sólo el comienzo, porque prácticamente toda su parcela está abierta a los visitantes.

Es por eso que adquirió de ocasión un trío de avestruces, no con fines productivos, sino que exclusivamente como atracción para los visitantes.

Pero el centro de atención son indudablemente las cabras y la producción de queso, cuyo proceso también puede ser conocido íntegramente por el público.

Incluso, quienes llegan a recorrer el lugar pueden hasta salir con un animalito bajo el brazo, ya que don Ibar regala los machos cuando aún son pequeñitos, ya que criarlos no le representa ningún beneficio.

Pero la mayoría se conforma con alimentar a las crías con mamadera, actividad que le encanta especialmente a los niños.

También se pueden ver los corrales donde están los animales productivos y en reproducción y la sala de ordeña, donde las cabras hacen fila ordenadamente para que las conecten a la máquina que les extrae la leche, mientras ellas se dan un pequeño banquete con un concentrado alimenticio.

Donde está restringido el paso, para resguardar la higiene, es la sala donde se prepara el queso. Incluso la leche pasa literalmente por un tubo, en un circuito hermético a la quesería.

Pese a esto, contó don Ibar, le costó que los funcionarios de Salud le otorgaran la Resolución Sanitaria y aceptaran que en la sala de ordeña tuviera el techo de totora y no de zinc o pizarreño. "Pero resulta que la totora mantiene el lugar mucho más fresco y en ella viven arañas, que matan a todas las moscas, así que es un sistema de control biológico", explicó.

DE LAS CABRAS
AL TOMATE

Sin pensarlo, el negocio de las cabras ha tenido otros efectos. Por ejemplo, los montones de guano que se generan le proveyeron de un buen abono, que utilizó para mejorar el terreno en otros sectores de su parcela.

Así fue como a mediados del año pasado empezó a producir tomates, primero con un buen rendimiento de frutos, aunque no de muy buen calibre y en una segunda experiencia, con un mejor resultado.

Ante esto, ya está preparando otro terreno para en los próximos meses lanzarse al negocio del tomate ya no en forma experimental, sino comercial.

En el valle de Lluta, contó, son cuatro los productores de queso, pero él es el único que usa un sistema de ordeña automatizado y que tiene su proceso abierto al público, incursionando en el rubro del agroturismo.

2 comentarios:

MERIDELIA dijo...

lo felicito de su actividad ...solo queria que muestre las fotos de sus instalaciones como esta organizado sus cabras y como lo hace el queso...gracias

HugoRueda dijo...

Estimada Meri, yo sólo soy el editor del artículo, por eso no puedo responder a sus consultas.