27 septiembre, 2006

Biólogo chileno descubre nuevo tratamiento contra el cáncer


"El tratamiento dura poco más de seis semanas y hasta el momento ha sido aplicado en 35 pacientes con cáncer de piel. Un 60% de ellos ha generado respuestas inmunológicas contra el tumor y estabilización de la enfermedad, superando los objetivos de los especialistas..."


Crear tecnología en América Latina es un doble desafío. Primero, por la dificultad de la investigación en sí. Segundo, porque cuando hay éxito, el investigador tiene un nuevo frente de batalla: la incredulidad de los empresarios e inversionistas latinoamericanos. En general, ellos no apuestan al conocimiento generado por los académicos de las universidades regionales. “no creemos en tecnología local, la importamos”, escucharon tanto el ingeniero biomédico mexicano o el físico brasileño retratados en estas páginas y que, así como las amigas argentinas y el biólogo chileno, tuvieron buenas ideas de negocios mientras realizaban investigaciones y actividades académicas. Afortunadamente ellos sí encontraron el empujoncito del sector privado y público que les permitió dar vida a sus proyectos y transformarlos en empresas. A continuación, cuatro casos que demuestran la importancia que las universidades aprendan a relacionarse con la empresa. Y al revés.


Biodinero celular

Por ocho años, el biólogo chileno Flavio Salazar caminó por las calles de la fría Estocolmo, Suecia, imaginando cómo llevaría a su tierra natal el resultado de sus investigaciones sobre inmunología del cáncer, en el Instituto Karolinska. En 1999 regresó a Chile y reunió a un grupo de médicos, químicos y tecnólogos de la Universidad de Chile, su casa de estudios, para continuar con las investigaciones y adaptar los resultados europeos a la realidad latinoamericana. Fue así como en 2000 se unió al oncólogo y cirujano Carlos Ferrada, especialista de la misma universidad, quien buscaba alguna terapia alternativa para los pacientes que no mejoran después de ser operados.

Ambos iniciaron un proyecto de inmunoterapia celular pionero en América Latina, basado en la extracción de glóbulos blancos del paciente. Éstos son manipulados en un cultivo de laboratorio para aumentar su capacidad de inducir una respuesta inmune. Para lograrlo, los especialistas crearon un extracto de células tumorales –que describen co-mo un “puré”– que se pone en el cultivo junto a las células sanguíneas del paciente. Éstas digieren el extracto y, una vez inyectadas en el organismo del afectado, activan células destructoras de tumores.

El tratamiento dura poco más de seis semanas y hasta el momento ha sido aplicado en 35 pacientes con cáncer de piel. Un 60% de ellos ha generado respuestas inmunológicas contra el tumor y estabilización de la enfermedad, superando los objetivos de los especialistas.

Para comenzar con su proyecto y obtener financiamiento, Salazar y Ferrada postularon en 2002 al Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef), del gobierno chileno, que exige apoyo de una institución y un 20% de inversión privada. Entonces los investigadores fundaron Oncobiomed, una empresa de biotecnología celular oncológica, y recibieron además el apoyo de la distribuidora latinoamericana de medicamentos Tecnofarma y la clínica oncológica chilena Oncomed. Obtuvieron aportes de US$ 700.000 de Fondef y Universidad de Chile, US$ 50.000 en capitales suecos en equipos y capacitación y US$ 150.000 de las empresas.

Aunque Oncobiomed nació por una necesidad puntual, Salazar y Ferrada pronto se dieron cuenta del potencial de la firma y empezaron a transferir tecnología desde la universidad hacia la empresa. “Queremos que Oncobiomed se autosustente y desarrolle sus propias investigaciones”, dice Salazar. Así, la empresa se consolidará con proyectos adicionales hoy desarrollados con la Universidad de Chile, que les otorga sólo un 25% de las ganancias.

Oncobiomed ya investiga cómo atacar otros tumores y planea abarcar más pacientes. “Nuestra capacidad actual nos permitiría tratar 30 pacientes al mes”, dice Salazar. Eso generaría retornos de US$ 200.000 mensuales. Y el mercado, lamentablemente para la población, existe. Según la Organización Panamericana de la Salud, 459.000 personas murieron de cáncer en 2000 en América Latina y el Caribe, un 33% más que en 1990. “Para aumentar las probabilidades de éxito del tratamiento es crucial estar en un entorno geográficamente cercano a los pacientes”, dice Salazar. “Ya no es necesario acudir a tratamientos equivalentes en países lejanos”. De hecho, ya han tenido dos pacientes que viajaron a Chile desde Ecuador y Argentina.

Cada tratamiento cuesta US$ 3.500, valor que puede caer si se atiende a más pacientes. Oncobiomed busca las patentes de su inmunoterapia celular y del “puré” tumoral para comenzar a comercializarlos en el exterior a fines de 2005. A pesar de que este año aún no pueden hablar de una facturación importante, en un par de años podrían llegar a los US$ 2 millones. “Queremos construir una gran empresa latina generadora de tecnología de punta en biotecnología”, declara Salazar. Los hechos, hasta el momento, están confirmando esta esperanza para miles de pacientes.

Fuente: www.americaeconomia.com


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