13 septiembre, 2006

Escándalo de pagos gubernamentales a voceros de la ultraderecha de Miami

 
El negocio de atacar a Cuba

István Ojeda Bello
La ruta del dinero que mueve a las más “prominentes” figuras de la línea dura contra Cuba ha quedado al descubierto tras la revelación de quién paga a los “cubanólogos” de Radio y TV Martí.

La revelación de la nómina gubernamental de reporteros y columnistas cubanoamericanos especializados en atacar a la Revolución Cubana, confirma cuan lucrativo puede ser el negocio de la contrarrevolución.

Nómina

Entre los “beneficiarios” del dinero de los contribuyentes se encuentran, un mínimo de 10 de las más descollantes caras en el tema Cuba entre los medios del sur de la Florida. Los principales cintillos de titulares los acapararon nombres como Pablo Alfonso, Olga Connor y Wilfredo Cancio Isla, reporteros de la plantilla regular del Nuevo Herald, así como otros colaboradores del diario, específicamente: Carlos Alberto Montaner y Helen Aguirre Ferré.

Los mencionados, junto al columnista y reportero Ariel Remos, a Miguel Cossío, director de noticias del Canal 41, Juan Manuel Cao, un periodista del mismo canal y Ninoska Pérez-Castellón, locutora de Radio Mambí, son caras y voces, habituales en Radio y TV Martí, medios de comunicación financiados por la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, una agencia adscrita al gobierno federal.

Según reportaje de Oscar Corral publicado por The Miami Herald: Pablo Alfonso, quien reporta sobre Cuba y escribe una columna de opinión, recibió casi 175 mil dólares desde el 2001 por conducir programas en Radio y TV Martí. La reportera independiente de El Nuevo Herald Olga Connor recibió unos 71 mil dólares, y el reportero Wilfredo Cancio Isla, quien cubre temas relacionados con la comunidad exiliada y políticos, recibió casi 15 mil dólares en los últimos cinco años.

Los pagos, amplía Corral, fluctuaron entre 75 y 100 dólares por comparecencia, como presentadores o simplemente invitados en programas de ambas emisoras gubernamentales.

Alfonso y Cancio fueron despedidos ipso facto luego que Jesús Díaz Jr., presidente y editor de The Miami Herald Media Co., quien también supervisa las operaciones de El Nuevo Herald, notificara a Humberto Castelló, director ejecutivo del diario en español. De igual manera la empresa puso fin a sus vínculos contractuales con Olga Connor.

¿Dónde está el problema? La respuesta es muy sencilla y vino por boca del director ejecutivo de The Miami Herald, Tom Fiedler. La cuestión, declaró Fiedler, es que nuestro código de ética establece claramente que no se puede recibir ninguna remuneración de alguien o algo sobre lo cual se escribe.

Amenazas

Ciertamente sus propias regulaciones le jugaron una mala pasada a los ejecutivos de El Nuevo… pues la decisión de cesantear a sus reporteros “estrellas” la ejecutaron con gran dolor como declarara Humberto Castelló. Esa “consternación” se va tornando en una solapada pero evidente campaña a favor de los perjudicados por los despidos.

Así El Nuevo… se ha hecho eco de las declaraciones de los congresistas más vinculados a la línea dura contra Cuba. Como el republicano Lincoln Díaz-Balart, quien incluso ha hablado de que los despidos fueron ordenados desde La Habana.

A estas alturas poco falta para que también acusen al gobierno cubano de fabricar huracanes y lanzarlos contra la Florida. No obstante tales invenciones podrían ser la antesala de acciones concretas.

Augurios más claros en los mensajes cada vez más virulentos publicados en el rotativo de habla hispana. Eventuales acciones de boicot contra The Miami Herald Media Co. ya se manejan. Solo eso puede haber tras las afirmaciones de que la aplastante mayoría (sic) de los lectores que contactaron el periódico revelaron que contemplaban la posibilidad de suspender la suscripción de El Nuevo Herald al considerar que el despido de los tres periodistas de alguna manera favorece al gobierno cubano.

Quizás sea el comienzo de otra “Batalla contra el Herald” como la desatada por el fallecido líder de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), Jorge Más Canosa en 1992.

Entonces The Miami Herald cometió el “pecado” de investigar las conexiones con el narcotráfico de los más reconocidos líderes de lobby anticubano, principalmente Mas Canosa.

Ante el peligro de que sus relaciones con el tráfico de drogas llegaran a publicarse, a partir del 22 de enero de 1992, la FNCA emprendió una enorme campaña de descrédito contra el Herald.

Se constituyó un “Comité Antidifamatorio” y paralelamente los ejecutivos del periódico recibieron amenazas de muerte, mientras los cintillos lumínicos del diario fueron torcidos y embarrados con heces fecales.

Con la aparición de la versión en español, los conflictos parecieron terminarse pues El Nuevo Herald ha sido un incondicional de la ultraderecha cubanoamericana.

Pero recientemente la FNCA criticó duramente al periódico por publicar las acusaciones hechas por José A. Llama, las cuales dieron a conocer que era la Fundación, quien estaba detrás de las acciones terroristas contra Cuba en las últimas dos décadas.

Al descubierto

Independientemente del rumbo que tome el escándalo, la máscara de supuesta objetividad entre los habituales críticos de la Revolución Cubana, está hecha pedazos.

Analistas como Jon Roosenraad, profesor de Periodismo de la Universidad de la Florida, calificaron de error de escuela el peculiar sistema de trabajo de los involucrados en el escándalo.

Es exactamente como si un reportero de negocios trabajara también a tiempo parcial como agente de relaciones públicas para una compañía local en sus horas extra, y que regresara a su periódico al día siguiente y escribiera sobre `su' compañía', comentó.

Otros han señalado los puntos de contacto con el caso que tuvo en el centro a Armstrong Williams, quien cobró decenas de miles de dólares por escribir favorablemente sobre un programa educativo para niños impulsado desde Washington. También han advertido las similitudes con la denunciada estrategia del Departamento de Defensa para que una compañía de relaciones públicas insertara reportajes favorables a EE.UU. en medios iraquíes.

¿Quién te paga? Le espetó en julio pasado el presidente cubano, Fidel Castro a Juan Manuel Cao, tras una de sus agresivas preguntas durante la visita del mandatario a Argentina para la cumbre del MERCOSUR.

Ahora Fidel y todos sabemos que Cao mentía cuando respondió Nadie me paga por hacer preguntas; ése es mi trabajo. La ruta del dinero queda, otra vez, al descubierto.

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