«Querido Tony: nos vemos obligados a pedirte la dimisión»
«Querido Tony: Te escribimos esta carta privada como diputados elegidos por primera vez en 2001, pero llevamos mucho tiempo involucrados en el partido y en el más amplio movimiento laborista. Hicimos campaña a favor de tu elección como líder y luchamos contigo para modernizar al partido bajo Neil Kinnock, John Smith y bajo tu propia dirección. El partido y la nación te deben una deuda incalculable de gratitud. (...) Podemos y debemos ganar las próximas elecciones generales. Otra cosa sería, de modo imperdonable, faltar a nuestro deber para con el partido y el país. (...) Tristemente, tenemos claro, como lo tiene casi todo el país y todo el partido, que sin un cambio urgente en el liderazgo del partido, tendremos menos posibilidades de ganar esas elecciones. Es la brutal verdad. No nos agrada decirla, pero hay que hacerlo y entenderlo. No se trata de una conjura contra tu persona por parte de gente que quiere invertir o desacelerar los avances que has liderado. Todos estamos tan determinados como lo estás tú en que nada debería entorpecerlos. Pero creemos que es imposible que el partido y el Gobierno se renueven sin renovar con urgencia su liderazgo. Como fieles laboristas y modernizadores implacables, nos vemos obligados a pedirte que dimitas».
El texto íntegro de la carta enviada a título privado y confidencial al primer ministro británico por un grupo de quince parlamentarios, instándole a dimitir es el siguiente:
«Querido Tony: Te escribimos esta carta privada como diputados elegidos por primera vez en 2001, pero llevamos mucho tiempo involucrados en el partido y en el más amplio movimiento laborista. Hicimos campaña a favor de tu elección como líder y luchamos contigo para modernizar al partido bajo Neil Kinnock, John Smith y bajo tu propia dirección. El partido y la nación te deben una deuda incalculable de gratitud. (...) Podemos y debemos ganar las próximas elecciones generales. Otra cosa sería, de modo imperdonable, faltar a nuestro deber para con el partido y el país. (...) Tristemente, tenemos claro, como lo tiene casi todo el país y todo el partido, que sin un cambio urgente en el liderazgo del partido, tendremos menos posibilidades de ganar esas elecciones. Es la brutal verdad. No nos agrada decirla, pero hay que hacerlo y entenderlo. No se trata de una conjura contra tu persona por parte de gente que quiere invertir o desacelerar los avances que has liderado. Todos estamos tan determinados como lo estás tú en que nada debería entorpecerlos. Pero creemos que es imposible que el partido y el Gobierno se renueven sin renovar con urgencia su liderazgo. Como fieles laboristas y modernizadores implacables, nos vemos obligados a pedirte que dimitas».
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