El incidente provocado por una familia de acogida que se niega a devolver a Bielorrusia a una niña huérfana amenaza con convertirse en un problema diplomático entre Italia y la antigua república socialista
La pequeña María, de 10 años, llegó este verano a Cogoleto, en la soleada costa italiana del mar Tirreno, desde su horfanato de Vileika, en Bielorrusia. Ella era uno de los 28.000 niños que han pasado sus vacaciones en Italia gracias al programa de acogida puesto en marcha tras el accidente nuclear de Chernobyl, en 1986. Pero su aventura no ha acabado como las demás, con la pena de la vuelta. Sus padres de acogida decidieron no devolverla cuando la pequeña les confesó entre sollozos que sufría abusos sexuales en el horfanato de Bielorrusia. Tras 19 días de secuestro que estuvieron a punto de provocar un incidente diplomático entre ambos países, la policía encontró ayer a la niña. El juez decide hoy si la repatria o retrasa su vuelta.
"Tengan piedad de ella. María es una niña que ha estado sufriendo desde que nació, estamos desesperados", imploraban ayer los padres de acogida, Alessandro Giusto y Maria Chiara Bornacin.
La familia lleva cuatro años alojando a la niña durante los veranos y ya tenía sospechas de los abusos desde 2004. Según su testimonio, la pequeña era atada desnuda en una silla por otros chicos mayores del centro y recibía golpes, mordiscos y quemaduras.
Por eso, este verano se decidieron a tomar cartas en el asunto y presentaron una petición de asilo ante la situación extrema que han vivido este verano: María ha hablado de suicidarse y ha cometido algunos ingenuos intentos porque no quería volver a su país. Al llegar ya tenía unas cuchillas que había robado en el orfanato "para cortarse y hacer salir mucha sangre", según ha relatado la pareja. Un día, en la playa amenazó con beber mucha agua salada para envenenarse y en una ocasión tuvo que ser rescatada del agua por un vigilante. "Si me convierto en un ángel nadie me podrá hacer daño y me quedaré para siempre con mis padres", le confesó al psicólogo.
La familia ha aportado exámenes médicos y psicoterapéuticos, además de los terribles dibujos y relatos de la pequeña para intentar que se quede en Italia. No obstante, el Tribunal de Menores de Génova ordenó que la pequeña fuera trasladada a un centro y luego enviada a su país. El embajador bielorruso en Roma también viajó a la localidad y se reunió con los padres adoptivos para garantizarles que la pequeña será bien atendida. No logró convencerles y acabaron huyendo con la niña al valle de Aoesta, cerca de la frontera con Suiza. Ayer fueron encontrados por la policía.
El embajador de Bielorrusia, Aleksey Skripko, ya ha solicitado la devolución inmediata de la menor a su Gobierno: "Se trata de un secuestro. Hay que restablecer la primacía de la ley. En cuando esté preparada para viajar, la repatriaremos". Incluso, el Gobierno de Bielorrusia ha amenazado con bloquear el programa y todas las adopciones en Italia si no se soluciona el problema.
El Tribunal de Segunda Instancia tiene que decidir hoy si acepta o no la petición de los tutores italianos de retrasar el viaje de la pequeña o repatriarla.
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